
Castillo de Peñíscola
Al norte de la provincia de Castellón formando parte de la Costa de Azahar llegamos , una ciudad llena de historia, cultura y tradiciones que se destaca con su casco urbano casi flotando en el mar, amurallado como una isla protegida para preservar su belleza.
Deportes y otras actividades
Desde la distancia asoma en lo alto del peñón el viejo castillo del Papa Luna, signo emblemático y torre vigía del núcleo histórico que representa la cultura y patrimonio de Peñíscola. Con esta particular situación la ciudad encierra todos los factores necesarios para asegurarnos unas vacaciones perfectas, ideales para conjugar con naturaleza y todas las actividades deportivas.
El casco viejo de Peñíscola se une al continente a través de un istmo que históricamente aparecía y desaparecía, de acuerdo a las condiciones del mar. Tanto al norte como al sur se disponen amplias playas y en el fondo, la Sierra d’Irta que termina desapareciendo en las aguas del Mediterráneo.
El litoral de Peñíscola es una zona indicada para la práctica de todo tipo de deportes acuáticos, realizar excursiones o navegar para tener una mejorada óptica de la ciudad, también llegar luego de un corto viaje hasta el Parque Natural de las Columbretes, un espacio protegido donde se puede bucear o simplemente conocer su especial ecosistema.
Las playas

Playa del Sur - Peñíscola
Las costas de Peñíscola nos ofrecen 6 kilómetros de arena y sol, formado por una hilera de 15 calas, algunas casi salvajes se esconden a los pies de la Sierra de Irta. Al norte de la ciudad amurallada y el castillo se encuentra la Playa Norte, hacia el sur se suceden: Playa las Viudas, Playa Sur, Cala del Moro, Cala Puerto Azul, Playa de Santa Lucía, Cala Ordí, Cala Badún, Playa del Pebret, Playa de Irta, Playa Basseta, Paya Terranova y Cala Arsilaga. Las playas nudistas en esta zona son: Playa del Ruso, Playa Volante y Cala l’Aljub.
Cualquiera sea la época del año reserva en la central de reservas de , una buena decisión que te mantendrá vivo todo el resto del año luego de haber convivido con una ciudad natural, llena de historias y ricas tradiciones.